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Empezamos a rodar

El día a día tiene que empezar, sea como sea, para que podamos detectar los problemas del sistema que hemos ideado y podamos aprender.

Así que hoy nos disponemos a encontrar las primeras pepitas de oro.

Hemos tenido que volver a salir de compras, y se ha hecho evidente que tenemos que empezar a aplicar Kanbans y pedidos diarios para evitar que se nos acumulen las existencias. Cuanto antes empecemos, mejor. 

Hemos hecho una reunión entre turnos para hablar de cómo habían ido las cosas. Nos hemos dado cuenta de que el cocinero se ha sentido más a gusto sin interrupciones, pero no hemos conseguido reducir el tiempo de espera (LT 10-15 minutos).

Hoy, el cocinero del turno de mediodía nos ha contado que se ha sentido menos estresado. Esto ha sido gracias a la barista, que ha gestionado las interrupciones de los clientes, ha preparado los bocadillos y distribuido los cubiertos. Esto ha permitido al cocinero trabajar con más eficiencia. 

Hemos tenido dos problemas durante el servicio de comida. La butifarra ha tardado demasiado en prepararse, y hemos tenido que disculparnos y ofrecer pan y tomate de cortesía para compensar la espera. Además, un cliente nos ha informado de que la ensalada l'Experiment y el Udon sabían igual. Es crucial que revisemos nuestro menú y diferenciemos nuestros platos. 

En conclusión, debemos seguir trabajando para mejorar nuestros procesos y nuestra comunicación para ofrecer la mejor experiencia posible a nuestros clientes. 

Al preparar la cena, el cocinero ha organizado los cajones para ahorrar tiempo buscando las cosas. Sin embargo, esta disposición es temporal, ya que aún no se ha arreglado la mesa fría. Estos pequeños ajustes pueden parecer insignificantes, pero marcan una gran diferencia en la eficacia de la cocina. Con un poco de planificación e ingenio, la chef es capaz de agilizar su flujo de trabajo y aprovechar al máximo cada ingrediente. 

Se trata de maximizar el potencial y minimizar el desperdicio.

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